A la Santísima Virgen de las Virtudes (Patrona de la villa de Santa Cruz de Mudela) | |
¿Quién eres, visión divina, que a mis amores acudes, casta luz que me ilumina? ¡La Virgen de las Virtudes! Como una rosa del valle, como un destello de luz, no hay alma que no te halle cuando llega a Santa Cruz. Tanto atrae tu decoro, tanto el pecho por ti anhela, que eres vellocino de oro de los campos de Mudela. Yo te he visto, madre mía entre luces y entre flores, contemplando el ansia mía del pueblo de tus amores. Y hay en esas ansias locas muestras tan apasionadas que tus flores son sus bocas y tus luces sus miradas. Que ni la flor embalsama, ni presta calor el cirio, como el corazón que te ama con espasmos de delirio. ¡Como las almas creyentes te dicen dichas y penas! No hay para ti indiferentes, para ti todas son buenas | Siempre tu piedad bendita da de su amor alto ejemplo. Si vas al campo, en tu Ermita si vas al pueblo en tu templo. Allí con los ojos fijos, que el llanto de amor blasona. Todos tus amantes hijos te llaman madre y patrona. Y en los hervores del pecho, que por ti se agita tanto, todo su amor satisfecho te brindo todo su llanto. Ufanos y sin enojos, te repiten con ternura: “vuelve a nosotros tus ojos, Míranos, vida y dulzura” Madre, cuando tú les miras, toda la luz de los cielos, según que los ojos giras, cae en forma de consuelo. Con esa divina luz limpia penas e inquietudes, del pueblo de Santa Cruz ¡oh!, Virgen de las Virtudes. |
28 de febrero de 2010
Poesía en honor a Nuestra Señora de las Virtudes.
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