25 de diciembre de 2009

Incomprendidos

Incomprendidos
A lo largo de mi vida, cuando me paro y pienso en las veces que he hablado a la gente, ¿realmente nos escuchan y nos entienden o somos unos incomprendidos?.

Sobre la pregunta que nos haces, pues no es una sola vez que estás hablando con cualquiera y no te hace ni pijolero caso y entonces te pones a pensar:
- ¿Qué le pasa a esta persona que hace como que me está escuchando, pero luego está en las nubes sin poner nada de atención a lo que le estoy diciendo?

Y entonces te preguntas:
- ¿Qué es lo que me está pasando? Será que no me comprende o que pasa de mí totalmente. Soy una incomprendida, hablo claro pero, por lo que veo, nadie me entiende.

Entonces me paro a pensar:
- Con las veces que yo escucho y a gusto estoy. Con cualquiera que me hable le escucho con atención y con agrado le respondo si tengo que contestarle.

Quiero contarle cosas a esa amiga que tantos años llevamos sin vernos y tan buenos ratos pasamos. Cuando te pones a hablar, te corta rápidamente. Ella no te comprende, la razón la tiene ella. Se pone habla que te habla de su tierra y sus amigos y tienes que escucharla porque no te queda otro remedio.

Le preguntas:
- Rosita, ¿te acuerdas cuando jugábamos a la comba? ¿Cuántos años hace ya de eso?

Pero ella sigue hablando y te sigue ignorando como si no existieras, y te pones a pensar el tiempo que has perdido con esa grande cotorra y terminas por marcharte.

Al llegar junto a tu puerta, y a lo lejos de tu calle, oyes una voz que te llama:
- No te pases, yo quiero saludarte.

Como se iba acercando, mi corazón se salía, mi boca. Iba diciendo, con cariño y alegría:
- Ésta sí que me comprende, pues fuimos buenas amigas, y al llegar al mismo punto las dos amigas lloramos. Nos dimos un buen abrazo y juntas caminamos hasta un lindo estanque donde patos echamos cuando fuimos pequeñas y tuvimos que separarnos.

Cuando llegamos al estanque y patos seguí habiendo, nos miramos una a otra y con sonrisa en la cara pensamos lo mismo. Los patitos nos miraban como si fuesen a hablarnos y entonces las dos dijimos, que ellos si nos comprendían.

Allí las dos felices estábamos sin ganas de volver a casa. Nosotras sí nos comprendemos, pues muchas cosas hablamos, muchas cosas hemos vivido, aunque separadas estamos.

Tú sí que eres una amiga y siempre me has escuchado, aunque estabas tan lejos, de noche en sueños te hablaba y tú también en silencio, con cariño me escuchabas.
Entonces has vuelto de nuevo. Ésta vez es para siempre. Hablaremos y hablaremos las dos pensamos lo mismo, pues todo lo que hablamos, lo hablamos con comprensión y cariño.

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