7 de diciembre de 2009

Una sonrisa en tu… hasta pronto

Una sonrisa en tu… hasta pronto
Hoy seco las olas del sol, hoy lloro sangre de dudas, hoy medito la sequedad de mis lágrimas en un atardecer de dudas, y yo me pregunto: ¿a qué sabe el silencio del corazón?

En un tiempo yo vivía en un bello bosque con lindas plantas, bellos animales, preciosos pajarillos, grandes lagos… Para mí era lo que siempre soñaba. Era feliz con mi familia y con lo que tanto amaba.

Me llevaba a mis amigos a jugar en primavera. Nos imaginábamos palacios y nosotras eramos princesas. Los niños eran los príncipes que nos llevaban a fiestas. Así pasábamos días, semanas y meses. Todos disfrutábamos de ese bello bosque. Nos gustaba ver salir el sol y, luego, cuando se ponía, en silencio lo miraba y de mi corazón salía: “hasta pronto, hasta mañana”, le decia. Cuando me iba a acostar yo siempre me preguntaba: “¿cuándo despierte mañana entrará el sol por mi ventana?”. Pero todas estas dudas se hicieron realidad.

Con lo feliz que yo era, lloré lágrimas de sangre, pues algún desaprensivo prendió fuego a ese precioso bosque que yo tanto había soñado y que todo lo tenía. Los animales murieron, los árboles se quemaron, los pájaros algunos volaron y entonces me puse a meditar en un amanecer de dudas.

Mi casa tambien ardió y tuvimos que marcharnos. El riachuelo se secó, los peces también murieron y yo entonces me preguntaba: “¿Cómo habrá personas con tan malos pensamientos, con el bosque tan bonito y ahora parece un desierto?”. En un atardecer de dudas y mi corazón en silencio, pues todo esto ya pasó y nada tiene remedio. Pues hay que sacar fuerzas y olvidarnos del pasado por mucho que a mí me duela. Pues con los pocos animales que se salvaron, y en una tierra que mis padres cultivaban, sembramos unos árboles y algunas otras plantas. Soltamos a los pajarillos, que volando se escaparon y así poco a poco otro bosque fuimos formando, y con sonrisa en la boca le dijimos: “hasta pronto”, con esperanzas de disfrutarlo.

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