7 de diciembre de 2009

Recuerdos, sonrisas, vivencias, emociones… momentos de mi yo, en Santa Cruz de Mudela

Recuerdos, sonrisas, vivencias, emociones… momentos de mi yo, en Santa Cruz de Mudela
Os voy a contar mi vida en un pueblo de la Mancha, pero que nunca se olvida. A pesar de ser pequeño, de él tengo muy buenos recuerdos.

Tal como un ocho de abril del año cuarenta y cinco, sobre las dos de la tarde, a mi puerta alguien llamaba. Cuando salieron a abrir, por mis padres preguntaban. Mi madre al oir hablar, al portal ella salió y una viejita muy linda un paquete le entregó. Mi madre abrió el paquete y cual fue su sorpresa: liada en una toca había una linda morenita con unos ojos brillantes y sonrisa en sus mejillas. Así empezó mi niñez.

Poco a poco iba creciendo, tenía muchos primos y con ellos yo jugaba. Vivíamos en la misma calle donde vivían mis abuelos, y todos los días ibamos a visitarlos, pues ellos ya eran mayores y apenas podían salir.Así todos los primos juntos al mismo tiempo crecimos y juntos íbamos al colegio. Jugábamos a la comba, al tocalé y al pañuelo. Esto lo hacíamos las niñas. Los niños jugaban a la trompilla, al aro, al mocho y a otros divertidos juegos. Todos éramos felices en este pequeño pueblo.

Los niños nos hicimos mayores y muchos se separaron. Tuvieron que irse del pueblo para encontrar un trabajo. Algunos quedamos en este pequeñito pueblo. También algunos casamos y a nuestros hijos tuvimos. Allí fueron al colegio y también fueron felices. Tuvieron muchos amigos, pero al hacerse mayores, a estudiar fuera marcharon.Terminaron sus carreras y hoy se encuentran colocados. Auque no estén en el pueblo, yo contenta hoy estoy de ver que con mucho sacrificio sus carreras han terminado y veo que vale la pena, de los frutos que nos han dado.

La mayor quedó en el pueblo y también ella se ha casado y tiene dos lindas niñas que son la alegría de tres casas. Ellas quieren a sus abuelos y los abuelos las adoran.
Las niñas son princesitas y han hecho la Primera Comunión, y a ese día tan bonito, cuando yo fui a su casa y a las niñas yo las vi, las dos parecían princesas y ellas me preguntaron: “Abuela, ¿estamos guapas?” y allá que te va, la abuela soltó el lagrimón. Las niñas muy tristes le preguntarón: “Abuela, ¿tan feas estamos que te has puesto a llorar?”. Entonces la abuela les ha dado un abrazo y les ha dicho: “No cariño. Estáis preciosas, es que al veros me ha recordado cuando yo tambien la hice que iba como vosotras y tan contenta yo estaba”. Y ahora me doy cuenta qué mayor me estoy haciendo, pues conforme el tiempo pasa, muchos recuerdos quedarán en las calles de este pequeñito pueblo y a mí ya sólo me queda todo lo que en este pueblo viví, y tantas alegrías en él he recibido.

Aquí nacieron mis abuelos, aquí nacieron mis padres, aquí también yo nací, mis hijos y también mis nietos. Todos fuimos felices en este pequeño pueblo y aquí quedaré algún día para siempre, como un recuerdo en esta tierra que me vió nacer y aquí yo dejaré mi cuerpo.

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