11 de diciembre de 2009

Abuelita

Abuelita
Érase una vez unas niñas que tenían una abuela muy marchosa. Las niñas la querían mucho. Cuando se juntaban con ella le pedían que les contase cosas de cuando ella era joven y la abuela se sentaba con ellas y les contaba muchos juegos y aventuras. También les contaba las travesuras que hacía cuando era pequeña.

Las niñas se divertían con su abuelita marchosa.
- Abuela, vamos a subir a San Roque para ver la cama de matapalillo, y la abuela obediente, allí con ellas subía.

También se llevaban una cámara de fotos que sentadas en los peñones las fotos ellas hacían.
- Compraremos un álbum, las nietas a la abuela decían, para tener un recuerdo contigo de cuando éramos chicas y luego así podremos recordar cuando seamos mayores, todos los ratos felices que contigo hemos pasado. Todo esto que decimos, lo decimos de verdad, con sonrisas en la cara y desde nuestro corazón. Abuela te queremos.

Las niñas siempre decían:
- Eres la abuela más buena de toda Castilla-La Mancha. Te queremos dar las gracias por todo lo que haces por nosotras. Cuando te necesitamos, tú estás allí la primera.

Entonces la abuela les dijo:
- Venid conmigo que os voy a enseñar un álbum que guardo con mucho amor.
Las tres hicieron un corro, las hojas iban pasando.
- Dinos quién son las de las fotos que nosotras conozcamos.
- Mirad, ésta es tu abuela, cuando unos pasos iba dando. Aquí está haciendo la Primera Comunión y aquí está con sus padres y hermano.

Las niñas no se movían. Sus ojos del álbum no retiraban.
- Sigue contándonos más cosas que nos gusta mucho escucharte.

La abuela iba pasando más hojas.
- Mirad, ésta es mi boda y ésta cuando nació tu madre. Estas otras cuando nacieron los tíos y estas otras toda la familia junta. Mirad, aquí en esta hoja guardo una linda flor llamada rosa del viento, ¿veis que bonita es?.

Las niñas a la abuela preguntaron:
- ¿Para qué quieres esta rosa si está seca y aplastada?.
- Es un recuerdo bonito que tu abuelo me regaló cuando cumplí dieciocho años. Es bonito recordar aquella puesta de sol a la orilla del mar. Los dos estábamos contentos con toda una vida por delante. Teníamos muchas ilusiones y todas nos salieron bien.
Mirad, aquí empieza la abuela a ser mayor. Aquí está con dos pequeñas. No se si vosotras conocéis.
- Ay abuela, las niñas le contestaron. ¿Cómo no vamos a conocer esa foto si eres tú la que nos tienes en brazos. ¿No recuerdas que de pequeñas muchas nanas nos cantabas y bajito nos decías princesas hasta mañana?.

- Así que el día que sea ya muy mayor y no pueda ya viajar ni salir a ningún sitio, recordar siempre este álbum que la abuela os enseña. Coged la hoja en donde la rosa está y mirarla fijamente. Veréis cómo os sonríe con ojos azul celeste y labios de marfil. Entonces a la abuela recordaréis cuando ella tenía dieciocho años y esa flor os recordará lo bonita que es la vida, si se sabe vivir con su familia y amigos, viendo las puestas del sol y recordando a todos los seres queridos que como a la flor les pasó, todos ellos ya se han ido. Aquí quedaréis vosotras para recordar momentos de felicidad con sonrisas y cariño. Adiós, mis lindas princesas. No olvidéis lo que la abuela os ha dicho. Ella siempre estará con vosotras, aunque pase mucho tiempo desde donde quiera que esté, siempre a sus princesas sonreirá con esos labios de marfil y también las mirará, con ojos azul celeste.

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