12 de diciembre de 2009

El Viento y la Duda

El Viento y la Duda
Una vez en un pueblo pequeñito, unos niños jugaban al fútbol en un pequeño recreo una tarde de invierno. Cuando el partido estaba a punto de terminar, oyeron un gran estruendo. Era el galopar de Furia, que venía a toda velocidad llevándose lo que a su paso encontraba. Los niños no podían creer todo lo que estaban viendo. Todos juntos se pusieron en un pequeño rincón hasta que Furia pasase.

Todo era muy confuso. Todo el colegio volaba. Se llevó el tejado, las puertas y las ventanas. No quedó un mueble en pie y menos el material de las clases.

Cuando Furia se retiró y los niños pudieron salir entre todo ese desastre, vieron a Margarita muy triste con lágrimas en los ojos. Los niños se acercaron a ella y despacio le preguntaron:
- Con la alegría que siempre has tenido y ahora que triste te encuentras. Te pasa como a nosotros, que jamás pensábamos que algún día Furia se pusiera en contra nuestra para hacernos tanto daño. Pero no tengas pena y todo se arreglará. Cuando pase un poco tiempo otra vez al fútbol podremos jugar y tú como siempre con la alegría en la cara y con tus lindas hijitas también nos animarás.

Pero Margarita seguía triste, pensando en todo lo que Furia hizo y ella no pudo ayudar y entonces ella se preguntó:
- ¿Si cuando vi a Furia, aunque estaba un poco lejos, podía habeos avisado y algo hubiese podido salvar?

Entonces los niños le respondieron:
- Margarita, no seas tonta, que Furia cuando se enfada no hay nadie que la detenga.

Entonces Margarita les contestó:
- Tenéis mucha razón, pero mi pensamiento es la duda de si yo hubiese podido hacer algo con el viento huracanado.

Desde entonces, Margarita fue feliz. Los niños un jardín nuevo le hicieron para poder criar a sus niñas que tanto adornaban su colegio. Furia, cuando ese mal genio perdió, volvió a pedir perdón y todos fueron felices en ese pequeñito pueblo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias por su comentario.