24 de enero de 2010

Lo imperfecto del matrimonio

Lo imperfecto del matrimonio
En el matrimonio hay muchas cosas que no son perfectas, pues si fuese todo perfecto, sería una gloria vivir la vida. Sin contrariedades nunca discutiríamos y estaríamos siempre en una nube de algodón, alegres y felices. Pero por desgracia no ocurre. Hay muchas alegrías pero también muchas amarguras.

Por muy perfecta que creas que es una persona, siempre encuentras algo que para ti no es perfecto, y mucho más conviviendo bajo un mismo techo.

Lo perfecto sería que un día, cuando llegase del trabajo, estuvieses esperándole para salir un rato, porque llevas todo el día metida en esa casa que los dos habéis formado.
Lo bonito es que le dijeses:
- “Cariño te estaba esperando para salir los dos juntos, para disfrutar un rato sentados en una terraza, mientras estamos tomando una cerveza fresquita y a los niños ver jugando;
Ver pasar a los mayores enganchados de sus brazos disfrutando de la vida auque sea un pequeño rato”.

Pero por desgracia no es así, porque él te contestaría lo contrario:
- “Perdóname mi cariño, del trabajo vengo cansado, y quiero echarme a la siesta aunque sólo sea un rato”.

Tú te sientes ofendida, no quieres volver a hablarle. Te marchas con tus amigas para disfrutar un rato. Cuando llegas a casa, él ya ha reflexionado:
- “Perdóname mi cariño, sé que no soy perfecto y debes perdonarme. Tú tampoco eres perfecta y yo todo te lo aguanto.

Piensas y reflexionas, pues la cosa no es para tanto. Para eso nos hemos casado, para aguantar todos los golpes que la vida nos va dando. Pues nadie somos perfectos aunque muchos lo creamos. Todos somos un poco egoístas en pequeños o grandes grados. Tenemos que darnos cuenta que debemos aguantarnos, para seguir siempre unidos como dos buenos cristianos. Al casarnos prometimos estar juntos para siempre, aunque los dos perfectos no seamos y así seguir hasta el final y hasta que Dios quiera llamarnos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias por su comentario.